Cuidados y mantenimiento

El hámster es una animal muy limpio y cuidadoso, y se pasa gran parte del tiempo lavándose con sus patas anteriores, a modo de manos, humedecidas por su lengua. Cuando se están lavando es señal de estar tranquilos y confiados. 

 

Es conveniente observarlo a menudo, y comprobar que mantengan un buen estado de ánimo. El hámster es un animal nocturno, mostrándose muy activo durante la noche, al tiempo que pasa la mayor parte del día durmiendo. Una buena actividad nocturna es síntoma de buena salud, ya que cuando sufren alguna enfermedad, se vuelven muy apáticos. 

 

 

 

 

 

 

Los hamsters en libertad suelen utilizar sus uñas para escarvar y hacer madrigueras, lo que les expone a roturas y daños. Aunque en cautividad el hámster no da el mismo uso, si es cierto que debemos revisar periódicamente su estado.

 

Es conveniente hacerse con un pequeño transportin, disponible en las tiendas de mascotas, para cuando lo tengamos que llevar al veterinario. 

 

Debemos colocar el habitáculo del hámster en un lugar alejado de corrientes de aire, y evitar los excesos de frío o calor. 

 

 

 

El hámster bebe poca agua, pero debemos tener 

preparado un recipiente con agua limpia y fresca, que cambiaremos a diario, y que limpiaremos y enjuagaremos tanto la botella, como el tubo de beber.

 

Tenemos que comprobar a diario que tenga suficiente comida. La cantidad ideal por día, es la equivalente al volumen que pueda guardar en sus abazones. Como además de la comida preparada para hamsters, le daremos alimentos frescos para mantener una buena dieta, tenemos que vigilar lo que no se coma al momento y lo guarde en su lecho, y retirarlo al día siguiente, antes de que se ponga en mal estado. 

 

Debemos tener la precaución de mantener las puertas de la jaula cerradas, y las tapas de los contenedores cubiertas, ya que los hamsters son muy astutos y buscarán continuamente la forma de escaparse. 

 

El sustrato debe ser cambiado semanalmente, o cada 10 días más o menos. El mejor es el sustrato a base de celulosa prensada, que absorbe la humedad y evita malos olores. 

 

En su zona de aseo, si le hemos puesto arena de chinchilla, tenemos que cambiarla tan pronto como se acumule la orina y se note mal olor.

 

En definitiva, nuestro hámster es un ser vivo y no un juguete. Se ha convertido en un miembro más de la familia, y por lo tanto requiere toda nuestra atención y todo nuestro cuidado y cariño.